lunes, 7 de enero de 2008

El alucinante universo de Wes Anderson

«Viaje a Darjeeling», la última película de Wes Anderson, es un compendio de una de las tendencias clave del novísimo cine americano: cómo combinar lo «gafapastoso» con lo más «fashion». He aquí las diez claves que obran la milagrosa fusión.
1. Friqui aunque sobradamente «modernuqui». Anderson es la prueba perfecta de que no está reñido el «gafapastismo» con el «fashion-victimismo». Su estilo minimalista y su «actitud» extravagante hacen que sea uno de los escasos cineastas de culto de la actualidad: puso patas arriba el género delincuente con «Ladrón roba a ladrón», se carcajeó hasta las trancas del «teen cinema» con «Academia Rushmore», redefinió la comedia dramática familiar con «Los Tenenbaums» y se marcó un calipso submarino fetén en «The life aquatic».
2. Owen, Adrien y Jason. El trío de hermanos Whitman de «Viaje a Darjeeling» son tres patas sobre las que se apoya gran parte del cine de Anderson. Owen Wilson le escribió sus tres primeras películas y protagonizó la cuarta, Jason Schwartzman debutó en el cine con «Academia Rushmore» y Adrien Brody... es Adrien Brody.
3. La familia disfuncional. Algunas de las críticas (inteligentes, no las que miran por encima del hombro) vertidas en Venecia destacaron el amor fraternal que destila y refresca la película. El absurdo tragicómico permanece, pero al menos el núcleo de hermanos está mejor avenido que de costumbre. Atrás quedaron los encontronazos del abuelo Cebolleta Gene Hackman en «Los Tenenbaums» o del padre soberbio de «Life aquatic». El zipizapismo se impone.
4. Música para camaleones. Boquiabiertos nos quedamos viendo un hit de Paul Simon acompañar la preciosa escena de algarabía entre abuelo y nietos en «Los Tenenbaums» o el score completo de «Life aquatic», con la bossa de Seu Jorge reinventando a Bowie. Ahora se imponen los acordes étnicos del sitar inteligentemente enhebrados por el habitual Randall Poster. Un trabajito fino.
5. Viaja con nosotros. «Ya hice una película en un barco. Ahora tocaba montarse en tren», declara Anderson. Y menudo viajecito, a través de los desiertos de Rajastán hasta la India profunda. Por supuesto, el trayecto que mola es el interior, el murmullo iniciático de estos hermanos hasta los brazos de su madre.
6. Amores y odios. Como los buenos, Anderson inspira sentimientos encontrados. Para algunos es el gurú del novísimo cine americano, junto a Gondry, la Coppola (por cierto, su hermano Roman es el coguionista de «Viaje a Darjeeling», junto a Jason Schwartzman quien, además, es su primo; definitivamente, todo queda en casa) y un cogollito más. Para otros, es un excéntrico algo pijo cuyas supuestas genialidades tienen menos gracia que la Bordiú bailando charlestón.
7. Elencos protagónicos. Igual que ocurre con Woody Allen, la planta noble actoral de Hollywood está dispuesta a trabajar con Wes Anderson aunque sea por cuatro perras. La última en caer en sus redes es Natalie Portman, que hasta protagoniza el corto «Hotel Chevalier» que sirve de telonero. Naturalmente, el cineasta tiene su propia troupe, con Bill Murray (que aquí encarna al «businessman») a la cabeza.
8. Humor marciano. No hay más que disfrutar de la pinta de los hermanos Whitman para ver por dónde van los tiros. También se puede ampliar datos con la poesía bufonesca que impregna el ataque terrorista de los piratas de «Life aquatic» o las actividades escolares de «Academia Rushmore».
9. Diseño alucinante. «Viaje a Darjeeling» es, básicamente, una experiencia para los sentidos, desde su hipnótica sonoridad al look de exotismo orgánico y colonial, culminando en los olores a especias indias y azafranadas que casi se llegan a percibir.
10. Toque kitsch. Barroquismo colorinche, estampados imposible, cretonas delirantes y encuadres generosos para no perder todo lujo de detalles camp, como esas gafas de cristal de berenjera de Adrien Brody. Viva el «demodé».

1 comentario:

mir dijo...

Lo tuyo es pura debilidad. ¡Me encanta! Estoy de acuerdo contigo en casi todos los puntos. Wes Anderson es irrepetible e inigualable. Algún cineasta independiente lo intenta pero no llega al grado superior. Me chifla la estética demodé, como dices, y surrealista. ¿3 hermanos que no se hablan en un año viajando en tren por la India? Increíble. Para nada decepcionante. Mejor, incluso, que los Tennembaums (quizá la mejor para mí) y Life Aquatic (increíble banda sonora). Me alegro de haberte conocido. Pásate por mirlab.blogspot.com cuando quieras. Lo mío es la tele pero Wes merece mi respeto y admiración. ¡Suerte!