sábado, 4 de abril de 2009

Wes Anderson, un director fuera de norma


Un artículo que me gustó, que hallé en Latinpedia.com

Si algo podemos decir del cine del director y guionista Wes Anderson, es que es un cine atípico, poco convencional y hasta diríamos extraño para los cánones de éste Hollywood que en los últimos tiempos parece apostar cada vez más seguido a las terceras, cuartas y quintas partes de películas taquilleras antes que al desarrollo de algún tipo de idea original; que está más dado al uso de nuevas tecnologías, aplicación del marketing, y a la construcción de salas cinematográficas más espectaculares que a los contenidos de los films que pone en pantalla; entregado a un cine vacío, vacuo, exclusivamente pasatista, puro fuegos artificiales, simplemente efectista, y que nos deja así frente a un panorama, en cuanto al aspecto creativo y del futuro de la cinematografía, desolador y de tierra arrasada, de monocultivo, de terreno irrecuperable, esa tendencia al pensamiento único que parece imperar en el mundo y en lo cultural en general, con cantantes clonadas una y otra vez, realitys las 24 hs. y hasta el hartazgo y medios de información cada vez más concentrados. que imponen gustos y bajan líneas acordes a sus necesidades de ventas. En medio de esta escena desesperanzadora, siendo Hollywood la fuerza motora mundial del cine industrial, las películas de éste director joven, meticuloso y dueño de un pulso y un estilo característicos propios, es bienvenido como una bocanada de aire fresco entre tanto conservadurismo y ejecutivo de estudio al que sólo le interesa conseguir réditos económicos de películas tan grandes que se hunden sobre su propio peso, sostenidos por una estructura cada vez más débil y sujeta a los caprichos de los capitales a los que lo mismo les da poner su dinero en la fabricación de automóviles, tanques, casas prefabricadas, acciones de empresas de alimentos que en películas.

Debutó con Bottle Rocket, tal vez su trabajo más flojo. Aunque llena de buenas intenciones y con muchos de los elementos que terminarían caracterizando el estilo andersoniano de entender el cine, la película fue tan solo un botón de muestra de lo que después lograría el director a lo largo de su filmografía, que incluye hasta el momento 5 largometrajes y un corto complementario a su último opus, The Darjeeling Limited (Viaje a Darjeeling). Ya en Bottle Rocket (cuya traducción literal sería algo así como Cohete Botella) aparecieron elementos que Anderson mantendría como constantes en cada una de sus películas: la presencia de hoteles como detalle de peso en el desarrollo de la historia; su asociación con Owen Wilson, actor extraño y personaje capaz de actuar en bodrios impresentables como Armaggedon o Los rompebodas, como también de co escribir varios de los films junto a Anderson; Bill Murray presente en todas sus películas exceptuando Bottle Rocket; algún personaje hindú, presencia llevada al extremo en Viaje a Darjeeling, que transcurre, justamente en la India; la incapacidad de los personajes para traducir en gestos aquello que sienten y la pesadez existencial que arrastran y que convierten a estas películas en comedias melancólicas y tristes, si existiera tal definición, como el rostro del payaso que hace reír pero que todos sabemos qué no es alegrías lo que realmente siente.

En Rushmore (en Argentina se la conoció como Tres son multitud) apareció, si, el cine Anderson. La gran actuación de Bill Murray, quien por entonces empezaba a ser redescubierto como el gran actor que es; Jason Schwarzman, otro de los laderos de Anderson, un personaje que es tal vez el estudiante más fuera de todos los prototipos que nos ha entregado el cine de las high schools en lustros; Owen Wilson, quien no está de cuerpo presente en ésta película, pero que aparece como el fallecido marido de la protagonista, esa maestra de jardín de infantes de las que ambos protagonistas masculinos, el millonario Edward [Es Herman!!] Blume (Bill Murray) y el estudiante, se enamoran y por cuyo amor están dispuestos a luchar cometiendo todo tipo de tropelías, haciéndose zancadillas, aplicándose uno tras otro golpe bajo, componiendo así uno de los triángulos amorosos más raros que se hayan visto en el cine.

Para muchos The Royal Tenenbaums (en Argentina, Los excéntricos Tenenbaums) es su obra más lograda. Si en Rushmore el tema era la adolescencia (o la visión que Anderson puede brindarnos de la adolescencia a través de su lente) aquí el tema son las relaciones familiares. Con un elenco repleto de estrellas (el entonces ascendente Ben Stiller, el consagrado Gene Hackman como Royal Tenenbaum, Gwyneth Paltrow, Angelica Houston, a partir de entonces LA cara femenina en los films de Anderson, Owen Wilson, Luke Wilson y Danny Glover) la película muestra el apogeo y caída de una familia que supo tener su edad dorada de la mano de sus tres niños, cada uno un genio en lo suyo y que siempre fueron decepcionados por un padre inescrupuloso e incapaz de brindar nada que no fuera desazón y desengaño a su familia. Esta vez el triángulo amoroso lo conforman Hackman, Houston y Danny Glover y aquí la lucha también es despiadada y sin cuartel, con Royal Tenenbaum dispuesto a todo, incluso a hacerse pasar por enfermo terminal, con tal de no perder a su esposa… de la que, por cierto, lleva separado 17 años.

A esta película le siguieron primero La vida acuática con Steve Zissou, una tierna parodia a ese personaje televisivo llamado Jacques Cousteau, en la que Bill Murray encarna a un egocéntrico científico al que solo le interesa recuperar su fama a toda costa. También aquí actúa Owen Wilson como el hijo no reconocido de Steve Zissou. Cate Blanchett, como la cronista embarazada que los acompaña en un viaje iniciático para uno y de recuperación para el otro, es esta vez la tercera en discordia. Aquí también un hotel juega lo suyo (Hotel Citroen, los nombres en el cine de Anderson, siempre tienen algo de caprichoso) como en Los Excéntricos Tenenbaums aparecía el Lindebergh Hotel, en Bottle Rocket gran parte de la historia transcurría en un motel y en Viaje a Darjeeling todo comienza en el Hotel Chevallier.

Viaje a Darjeeling (The Darjeeling Ltd.) es la película más nueva de Wes Anderson. Co escrita con Jason Schwarzman, cuenta la historia de tres hermanos que se reencuentran un año después de la muerte de su padre (una muerte que los ha marcado profundamente). La película comienza con un corto y transcurre en uno de estos no-sitios a los que Anderson parece ser tan afecto: un hotel, el Hotel Chevallier. Como en todas sus películas los personajes empiezan moviéndose por razones interesadas y a veces hasta egoístas y sin registrar nada más que sus propios deseos e impulsos, comportándose incluso de manera mezquina con quienes los rodean y les son más cercanos. Pero, también como sucede en todo el cine de Wes Anderson, recorren un camino impreciso y no buscado a lo largo de las películas que los lleva, sin proponérselos ni ellos ni el director, a redimirse, a reencontrarse consigo mismos, a reconstruirse y reconstruir todo a su alrededor sin darse cuenta y, lo más importante, casi sin que nosotros nos demos cuenta, lo que vuelve el sabor del descubrimiento más dulce, y nos deja con una sonrisa diferente y una sensación extrañamente placentera después de ver cualquiera de las películas de éste director que, sabemos, tiene mucho más para decirnos, muchas más películas que filmar.

1 comentario:

Clau dijo...

Hola, me ha gustado muchísimo tu blog, wes anderson es uno de mis directores favoritos, por favor no dejes de postear.