jueves, 22 de mayo de 2008

Seu Jorge, ritmo y estilo en el Palau

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Asignatura pendiente, la del debut de Seu Jorge en Catalunya, tras la suspensión de su actuación en el festival Cruïlla de Cultures, de Mataró, en el 2006. Aunque su nuevo disco, America Brasil (¿réplica al clásico Africa Brasil, de Jorge Ben?) aún no ha sido editado en España, su breve obra y sus intervenciones cinematográficas han alimentado un culto encendido que se saldó, el miércoles, con un lleno en el Palau de la Música, dentro del Festival de Guitarra.
Alimentó la euforia ambiental una abundante presencia brasileña (incluido el barcelonista Deco), aunque Seu Jorge ya es una estrella global de aptitudes estridentes, dotado para la composición y con carácter escénico. Su aura de personaje con estilo y glamur cuenta, pero es solo un condimento más: detrás, hay un creador despierto y en alza.

GUIÑO A JORGE BEN
Conocido, para muchos, por sus adaptaciones de David Bowie en la película Life aquatic, de Wes Anderson, abrió el recital con dos de ellas: Rebel, rebel y Life on Mars, con la guitarra eléctrica sosteniendo estrofas iluminadas, reconvertidas en cantos liberadores en lengua portuguesa. El grupo, seis músicos, entró en escena con una de las nuevas canciones, America do norte, emprendiendo una ruta decidida por terrenos frondosos, dando cobertura a un Seu Jorge de mirada profunda y voz carnosa. Un formato de samba-pop exuberante, con profusión de percusiones, violín y el pequeño cavaquinho en tensión con los teclados y el bajo, que tocó techo con el despliegue rítmico de otra pieza nueva Mina do condomínio.
Un fragmento consagrado a las percusiones, con el protagonista fuera del escenario, bajó la tensión. También la versión de Mais que nada ("¡Viva Jorge Ben!", gritó), que no hacía falta y sonó a concesión popular. Las suaves Mariana y Seu olhar expresaron ese registro de cantautor sinuoso, de una delicadeza compatible con textos que hablan de vacíos sentimentales y de fracturas sociales, herencia del precario pasado del artista en las favelas de Río.
Mirando hacia atrás en el tiempo, Seu Jorge reavivó los aullidos templados de Tive razao y rehabilitó la sensual Carolina antes de una tanda de bises que recaló en Mania de peitao. Derivó con el grupo ocupando el puesto de mando, dilatando la sesión con un festín de batucada que se prolongó varios minutos mientras el protagonista se esfumaba. Tenemos nueva estrella brasileña.

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