Fuente: LaButaca (que siempre tiene artículos interesantísimos sobre las películas)
1. El proyecto
VIAJE A DARJEELING proviene de tres intereses de Wes Anderson: los trenes, la India y los hermanos. Anderson ya había retratado las a menudo simultáneamente divertidas y calamitosas vicisitudes de las relaciones amorosas y familiares en un ambiente escolar en RUSHMORE, el hogar de ex genios en LOS TENENBAUMS: UNA FAMILIA DE GENIOS y la vida bajo cubierta de un barco de exploración marina en LIFE AQUATIC. Ahora con VIAJE A DARJEELING, sitúa la acción de un reencuentro entre tres hermanos separados en el que tal vez sea el sitio más intrigante hasta ahora: a bordo de un tren por los desiertos de Rajastán que lleva a los traumados hermanos por vastas llanuras extrañas, tanto en lo físico como en lo emocional. “Siempre quise hacer una película en un tren porque me atrae la idea de una localización en movimiento. Así avanza a medida que avanza la acción”, cuenta Anderson. “Ya hice una película en un barco”. Los trenes han inspirado a los cineastas desde los primeros días del cine. En 1895, la pionera película de 50 segundos de los hermanos Lumiere LLEGADA DE UN TREN aterrorizó a los espectadores que nunca antes habían visto una imagen lanzada contra ellos. En 1903, Edwin S. Porter creó la primera película narrativa con EL GRAN ROBO A UN TREN. Y desde entonces, desde la sofisticada ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS hasta el caos de QUÉ NOCHE LA DE AQUEL DÍA , los trenes han sido un medio para proyectar cinéticamente a todo tipo de personajes en todo tipo de viajes. Los trenes que llamaban la atención de Anderson, sin embargo, no era sólo cualquier locomotora, sino los que cruzan el país más vivo alrededor del tren del mundo, la capaz y explosivamente creciente nación de la India, con su excitante tapiz de color y cultura, belleza y absurdo, pobreza y espiritualidad. Anderson nunca había estado en la India antes de concebir la película, pero durante mucho tiempo había estado enamorado del paisaje que aparecía en la pantalla en algunas de sus películas favoritas, especialmente la visualmente sorprendente EL RÍO, de Jean Renoir, una historia intemporal situada en los bancos del Ganges, y las emocionales películas del maestro indio Satyajit Ray. La idea de trasladar su propia sensibilidad cómicamente agridulce a un mundo tan dispar del suyo propio le intrigaba.
Así fue como las tres ramas de estas historias comenzaron a trenzarse, y Anderson se encontró preparando su búsqueda de tres hombres en la India. “Decidí que me gustaría hacer una película en la India, decidí que gustaría hacer una película en un tren y pensé que me gustaría hacer una película acerca de tres hermanos”, afirma Anderson. “Luego les pedí a mis amigos Jason Schwartsman y Roman Coppola que se unieran a mí en el guión de la película y nos fuimos todos a la India”.
Antes de la India, Anderson, Schwartzman y Coppola comenzaron a escribir mientras los tres se encontraban viviendo temporalmente en París. Jason Schwartzman recuerda que este proceso comenzó de manera informal, aunque pronto se convirtió en una odisea. “Sé que esto suena trillado y pintoresco, pero empezamos a escribir gran parte del guión en pequeños cafés franceses de madrugada”, rememora Jason. Luego, en algún momento Wes dijo: ya sabes, tal vez sería mejor si nos fuéramos a la India. De modo que allí nos fuimos en marzo de 2006 y ahí fue cuando comenzamos a participar en el quid de lo que estábamos escribiendo”.
Gran parte de la inspiración inicial sobre los personajes vino de las relaciones personales y de las experiencias de viaje de los propios Anderson, Schwartzman y Coppola, señala este último. “Terminamos compartiendo cada uno experiencias personales y germinando parte de las ideas centrales del argumento”, explica Roman.
De esta manera nacieron los tres hermanos Whitman que se embarcaron hacia la India un año después de enterrar a su padre, aparentemente sin volver a hablar unos con otros nunca más. Es Francis, el mayor, el que reúne a los dispares hermanos después de un accidente de motocicleta casi mortal que lo había dejado cubierto como una momia, lleno de vendajes en la cabeza. Afirmando que sus hermanos fue lo primero que le vino a la mente al volver a la vida después de su accidente, Francis preparó detalle a detalle un cuidadoso itinerario con la idea de llevar a sus hermanos en esta antigua tierra de iluminación, a una epifanía espiritual total, o por lo menos a que estuvieran un poco más juntos.
Mientras tanto, Peter, el hermano mediano por edad, llega lleno de ansiedad como hombre que va tener un hijo con la mujer de la que siempre pensó que se divorciaría; y el pequeño Jack, el niño de la familia y un escritor que basa sus personajes “ficticios” en todo lo que le sucede a él, llega la India todavía tan obsesionado con la ex novia que ha dejado en París, que no puede dejar de escuchar indiscretamente su contestador, del que aún mantiene el código. Anderson, Schwartzman y Coppola se llevaron a estas personas con ellos en su propio viaje a la India, lo que cambió todo; el humor elegiaco, la zumbante energía y el evocador ambiente del país introduciéndose por ósmosis en las hilarantes aventuras de la historia de estos hermanos.
“No se parece a ningún otro lugar, de verdad”, cuenta Anderson de la India. “Es un sitio en el que muchos aspectos de la vida diaria son tan radicalmente distintos a los nuestros que al final afectó realmente al guión. Aun cuando el 90 % del argumento trata de Francis, Peter y Jack negociando, discutiendo e intentando comprenderse unos a otros, creímos que era muy importante que tales conversaciones tuvieran lugar en las vías del tren, realmente viajando por este antiguo país”.
Mientras los tres escritores experimentaban el país por primera vez, comienzan a sucederse muchos de los cómicos contratiempos, desde el abigarrado tren, tipo UNA NOCHE EN LA ÓPERA, al choque de culturas en el que los turistas se encuentran con tradiciones espirituales.
“Obtuvimos un montón de ideas en la India, cosas que nunca podrías crear o imaginar, quiero decir, momentos maravillosos realmente dignos de ser capturados de una u otra manera”, afirma Schwartzman. “El tren y la India sí que se convirtieron en personajes. La interacción resulta muy interesante puesto que al principio la India queda muy al fondo, como algo desdibujada debido a que estos tres tíos están sumergidos verdaderamente en su propio mundo, incluso en este país extranjero. Pero luego, la India y los hermanos se ven obligados a encontrarse y los hermanos se acercan cada vez más al tipo de experiencia que buscaban”.
Coppola añade, “Creo que todos esperamos que el espíritu vibrante, caótico que encontramos en la India, y que los hermanos encuentran en la India, se aprecie en toda la película”. Cuando la productora Lydia Dean Pilcher, cuyas producciones incluyen la aclamada película basada en la India EL BUEN NOMBRE, del director Mira Fair, recibió el guión acabado, se echó un poco para atrás, en el buen sentido. “Yo había oído que Wes estaba haciendo una película sobre un viaje en tren en la India y mi primer pensamiento fue, ¿un documental?”, recuerda ella. “Sentía mucha curiosidad y cuando leí el guión me encontré con esta apasionante historia de tres hermanos que se habían ido cada uno por su lado después de la muerte de su padre y que nunca resolvieron los problemas que había entre ellos, y ahora de repente se unen en la India”.
A Pilcher le encantó el argumento, pero se entusiasmó mucho más cuando vio el enfoque que planeaba darle Wes. “Wes me dijo que quería hacer esta película de una manera totalmente diferente a cualquier cosa que se hubiera hecho antes”, explica ella. “Él deseaba abandonar las tradicionales trampas de hacer una película y ralentizar el proceso. Por tanto deseaba que los actores realizaran su propio maquillaje, y que se vistieran por la mañana y que intentaran de verdad crear un ambiente en el que los personajes funcionaran en este mundo ficticio como si fueran personas reales que hacen este viaje. Fue una idea difícil de resistir”.
Esa idea irresistible se convertiría en algo intrínseco del estilo distintivo de Oriente-Occidente de la película. “Una vez que ya estábamos rodando, nos dimos cuenta de que el proceso era parte del relato y que este tipo de energía y ambiente cinéticos en el que nadie sabía lo que iba a suceder a continuación, formaba parte de la visión creativa de Wes para la película”, declara Pilcher. “Eso fue lo que marcó la pauta”.
Efectivamente, Anderson crearía una especie de yin y yan en toda la producción, manteniendo al mismo tiempo todo prolijamente coreografiado y diseñado tal como él deseaba, y sin embargo manteniéndose totalmente abierto a la mutilación, comedia y belleza completamente espontáneas que la India puede proyectar. Esto es, dice Roman Coppola, lo que realmente da al argumento su notable capacidad de marcar lentamente su impronta en la piel de los espectadores, dejando una duradera impresión de la experiencia interior de los personajes.
Coppola resume, “Todo el espíritu que subyace en la película era poner a estos personajes en el tren para luego sumergirse rápidamente en el caos, para rodar por el suelo con los golpes y dejar que siempre sucediera lo inesperado”.
2. El reparto
VIAJE A DARJEELING arranca cuando Francis Whitman, siguiendo sus roces con la muerte, arrastra a sus dos hermanos menores, con los que no habla desde hace un año, a la India en un viaje de reconciliación, un viaje que él espera, tal vez contra el buen juicio, que traiga un despertar espiritual muy necesario para sus relaciones de familia. Para interpretar a los tres hermanos, Wes Anderson buscó a tres actores de primera línea con una afinidad única entre ellos, y que sin embargo también sirven de delicioso contraste a los temperamentos de cada uno. Al igual que los Whitmans, el tranquilo, retorcido Owen Wilson aporta la intensidad a punto de estallar de Adrien Brody y la comecidad extrañamente venenosa de Jason Schwartzman con una especie de sentimiento familiar orgánico. En su papel como Francis, el hermano mayor algo imperioso, Owen Wilson aparece como nunca antes se había visto en la pantalla: dolorosamente vulnerable, con la mayor parte de la cara vendada, cubriendo los puntos y las cicatrices de su reciente accidente de moto, y cojeando con un bastón en un frágil estado de búsqueda desesperada. El aspecto físico de Francis, tan clave para su personaje, fue desarrollado por Wes Anderson después de ver una imagen imposible de olvidar. “Vi a un tío en la Basílica de San Pedro en Roma con una chaqueta de moto con la cara cubierta de vendas. Llevaba almohadillas de espuma a un lado de la cabeza, con los ojos totalmente negros, mientras caminaba por el lugar algo aturdido y asustado, con lágrimas en sus ojos. Realmente te parece que esta persona ha pasado por algo horrible y no puedes dejar de mirarlo; y ésa fue la verdadera inspiración para el personaje de Owen en la película”. La colaboración de Anderson y Wilson data del principio de sus carreras, cuando ambos escribieron a medias el debut de Anderson como director, el éxito independiente BOTTLE ROCKET, que además lanzó la carrera de Wilson como estrella de la pantalla. Wilson pasó a escribir con Anderson RUSHMORE, en la que Wilson también se unió al reparto. Hace poco Wilson se unió a Anderson con un papel en LIFE AQUATIC. Cuando Anderson envió a Wilson el guión de VIAJE A DARJEELING, reaccionó inmediatamente al argumento. “Ya sabes, yo provengo de una familia de tres chicos y me pareció que capturaba la dinámica de la manera de ser de los hermanos entre ellos. Resultó muy divertido y algo triste también”, cuenta acerca del guión.
En cuanto a Francis, a Owen le gustó inmediatamente su sobrecogedor sentido de la responsabilidad. “Francis se ve realmente a sí mismo como el único que intenta mantener a la familia unida”, afirma. “Ya sabes, debido a que nuestro padre está muerto, nuestra madre está “ausente sin permiso”, Francis se encuentra realmente trastornado, Jack sale de una mala relación y Peter tiene problemas con su mujer; para la mente de Francis esto constituye una verdadera emergencia y tiene que conseguir que su familia vuelva al camino. Así que se une a sus hermanos en esta gran aventura en la India, y tiene la loca idea de que van a experimentar un viaje espiritual., tanto si les gusta como si no”.
Por supuesto, las cosas no salen exactamente como Francis y su asistente han planificado con tanto cuidado en sus rígidos itinerarios, ni mucho menos. “El argumento me recuerda a una de esas vacaciones familiares de las que formabas parte de niño y en las que todo terminaba en desastre”, dice pensativamente Wilson. “Aun cuando se supone que estamos pasando por esta bendita experiencia espiritual, no podemos superar las discusiones que nos han mantenido alejados durante tanto tiempo, para empezar”. Esto, a su vez, lleva a Francis a hacer lo único que nunca hubiera intentado por sí mismo, dejarse llevar un poco. Wilson continúa, “Francis es el tipo de persona que piensa que si vas a pasar por una experiencia espiritual, tienes que esforzarte de verdad. Resulta cómico, desde luego, ya que no puedes aproximarte a ese estado espiritual con esa clase de determinación metódica, pero a pesar del propio Francis, cada uno de ellos tiene una especie de experiencia espiritual”.
Wilson destaca que una de las cosas que ayudó a que se produjera el realista sentimiento de una familia que se lleva bien entre los tres actores fue en realidad estar ellos mismos en un tren en la India, tan lejos de cualquier cosa que pudiera parecerse al hogar. “Rodar en un país y en una cultura tan diferente nos afectó a todos y ayudó a que todos estuvieran en la misma sintonía”, afirma él. “Ya te puedes imaginar, en el tren no había posibilidad de escaparte a tu trailer o de volver a casa por la noche y ver la ESPN, así que realmente nos llegamos a conocer muy bien. La gente siempre establece lazos en los platós, pero parece haber sucedido algo particularmente fuerte en este caso. Estar en la India casi obliga a todos a ser verdaderamente una familia”.
El principal rival de Francis es Peter, el hermano del medio de la familia Whitman, quien a primera vista parece ser el más estable de los tres hermanos, casado y con un niño en camino. Pero él, también, se encuentra en una encrucijada y no le apetece hablar de ello. Para interpretar a Peter con la mezcla justa de reticencia y fuego, Anderson eligió a Adrien Brody, el versátil actor que pasó al primer plano por su notable papel, ganador de un Oscar, de un músico que intenta sobrevivir en la Polonia ocupada por los nazis, en la película de Roman Polanski EL PIANISTA. Después de convertirse en un estrella importante de la pantalla, a Brody se le ha visto últimamente protagonizar al guionista Jack Driscoll en el aclamad remake de Peter Jacson KING KONG.
El único de los tres que no había trabajado con Anderson antes, Brody aprovechó la oportunidad. “Cuando me llamaron para decirme que Anderson quería conocerme, fue una muy buena noticia puesto que yo había sido un gran fan suyo”, cuenta Brody. “Lo que me encanta de Wes es que es un joven cuya perspectiva es verdaderamente la de alguien de nuestra generación”. Luego Brody leyó el guión y quedó aún más intrigado todavía. “Creo que la belleza de la trama es que tienes a estos tres tíos pasando por un rollo relativamente doloroso, pero tratado de una manera muy cómica y maravillosamente rara. Pone de manifiesto un punto de vista hermoso y más ligero en la resolución de los problemas a los que todos nos enfrentamos en la vida”.
Brody disfrutó especialmente con el personaje de Peter, que aparece en la India haciendo alarde de las posesiones que su padre le dejó, aunque claramente sin ocuparse de la profundidad de su pena. “Sabía que sería divertido como actor interpretar un personaje con esta clase de perspectiva sesgada”, confiesa Brody. “Peter es un hombre que busca respuestas. Creo que todos buscamos respuestas y algunas veces las encontramos y otras nunca aparecen y eso es también lo que ocurre en esta historia. Como hermano mediano, Peter lucha constantemente por su independencia. Pero, al mismo tiempo, Peter está en ese momento de su vida en el que se encuentra en una situación que desea evitar a toda costa. Siente rechazo por todo, por lo que hacer el viaje a la India le viene muy bien. Pero de lo que no se da cuenta es de que el viaje le va a obligar a enfrentarse a sus asuntos y a la relación con sus hermanos”.
Una vez en el plató, Brody asegura que el sentimiento de familia era palpable. “Se produce esta química que puede ocurrir cuando las personas son realmente auténticas y tranquilas y consigues ese natural sentido de camaradería y amistad, y eso es lo que sucede en esta película”. Fue apasionante para todos nosotros, y Wes era el cuarto hermano en cierto sentido. Somos todos tan parecidos en aspectos intangibles, que resulta un tanto raro”.
Muy acostumbrado a sumergirse profundamente en la realidad de sus papeles, Brody también recibió de muy buena gana el enfoque existencial del rodaje. “Todo lo que se ve en la película pasa en la realidad, cuando nos ves helándonos de frío en un río de la India, es que estamos helándonos de frío en un río de la India, no en algún lugar de Colorado. Creo que eso de verdad te ayuda a ponerte literalmente en los zapatos de tu personaje porque te sientes muy inmerso en ese ambiente”.
Efectivamente, Brody cree que es el ambiente de la India, tanto como sus hermanos, lo que al final ejerce un efecto que desarma tanto a su personaje. “Peter entra en contacto con tanta vida en la India que en cierta manera lo despierta”, observa Brody. “Quiero decir que la cuestión acerca de la India es que la vida es muy precaria y cualquier sitio al que te giras ves a gente a punto de morir o una belleza extraordinaria y existe esa especie de fluidez en todo, y yo creo que el rechazo de Peter le ha impedido experimentar esta parte de la vida, hasta que va a la India”.
En una de las escenas más conmovedoras de la película, Peter se enfrenta a la posibilidad real de morir y de sufrimiento por su accidente. “Rodar esa escena fue bastante fuerte”, dice Brody acerca del funeral que tiene lugar en el pueblo en el que los hermanos son invitados de lujo. “Es un momento muy devastador para Peter, pero dentro de esa congoja aparece un momento de aprecio por la vida y por alimentarla”.
Para Brody, la capacidad de Anderson de combinar los momentos más destructivos con los más absurdos en un tapiz vital singular, es la clave del tono del argumento. “Wes tiene una interpretación muy específica, aunque extraña, de la vida, por lo que la secuencia de sucesos de esta película los hace cómicos, aun cuando lo que los hermanos están experimentando no sea ninguna broma”, observa Brody. “En cierto sentido, somos hombres más o menos rectos en una situación divertida”.
Pero eso no resultó necesariamente sencillo para Brody. “En la escena del río, la manera de Wes de dirigirme era básicamente todo lo contrario a lo que yo haría normalmente, lo opuesto a estar muy presente, y bloqueando algo las emociones y ser práctico. Así es como yo reaccionaría personalmente. Pero resulta casi más triste porque ves la incapacidad del personaje para hacerse cargo de lo que pasa”.
Por último nos queda el menor, el más pequeño, y tal vez el más conseguido de los hermanos Whitman: Jack, el escritor que ha utilizado a la familia como materia prima para sus novelas y cuentos cortos. Estaba claro desde el comienzo que el co-guionista Jason Schwartzman era perfecto para interpretar al personaje.
La relación de Schwartzman y Anderson se remonta a tiempo atrás, comenzando su colaboración con la película que llamaría la atención internacional sobre ambos: RUSHMORE, en la Schwartzman interpreta a Max Fischer, el rebelde y decidido estudiante de 10º grado de la academia de elite Rushmore que lucha con Bill Murray para hacerse con los afectos de una atractiva profesora de primer grado. Schwartzman continuaría con su carrera trabajando en películas tales como CQ, SLACKERS, EXTRAÑAS COINCIDENCIAS, SHOPGIRL de Roman Coppola y, más reciente, interpretó a Luis XVI en MARÍA ANTONIETA, pero estaba loco por trabajar otra vez con el director que le dio su primera posibilidad y que se convirtió en amigo íntimo.
“Siempre veré a Wes como mi mentor, alguien a quien respeto y aprecio mucho”, dice Jason. “Resulta maravilloso trabajar con alguien en quien crees realmente, y con Wes, estoy muy contento de ponerme en marcha e intentar hacer el mejor trabajo que pueda”. Habiendo pasado tanto tiempo reflexionando sobre los personajes, Schwartzman tiene debilidad por Jack. “Lleva bigote, no usa zapatos y tiene grandes, grandes sueños. Realmente es un buen tío pero creo que aún le hace falta crecer un poco”, observa Jason.
Siendo uno de los guionistas, Schwartzman también era muy consciente de lo sutil que deberían ser los apuntalamientos de la epifanía de cada uno de los personajes durante el curso de la expedición a medida que se desarrollaba el viaje. Jason explica “Yo creo que es como cuando vives con alguien que está perdiendo peso y no te das cuenta necesariamente de que adelgaza hasta que pasas un tiempo sin verlo. De la misma manera estos tres tíos no son realmente conscientes de la velocidad con la que experimentan las cosas y de su cambio, hasta dónde podrían haber llegado, hasta que ha pasado mucho desde la escena con la que se inicia la película”.
Sobre todo, Schwartzman cree que la sincera camaradería que existía entre los tres actores ayudó a dar vida a los hermanos en la pantalla. “Lo más importante para mí siempre fue que los tres actores que interpretaban estos papeles se interesaran unos por otros, y tengo que decir con placer que Owen y Adrain y yo nos llevábamos muy bien, y que nos lo pasamos muy bien juntos, que verdaderamente fue como una hermandad” y añade: “Además, al estar en el tren ¡no teníamos ningún otro sitio donde ir! Estábamos ahí con toda la gente, hombres, mujeres y las cabras y no había dónde esconderse, así es que teníamos que llevarnos de maravilla”.
En cuanto a trabajar con Anderson, Schwartzman destaca que esta vez fue una experiencia totalmente diferente, en parte porque Anderson ha crecido creativamente como director en esta última década y en parte porque la preparación de la película era tan fuera de lo convencional. “Creo que Wes está más centrado y sabe más, supongo”, comenta Schwartzman. “Pero de lo que sí me di cuenta respecto a Wes en esta película fue de su capacidad de enrollarse con cualquier cosa que sucediera y dejar que las cosas fueran impredecibles y accidentales. Eso es lo que quería conseguir al rodar en un tren en la India, y eso es lo que hemos experimentado”.
Junto a Owen Wilson, Jason Schwartzman y Adrien Brody en VIAJE A DARJEELING hay un reparto excepcional que incluye a la ganadora de un Oscar Anjelica Huston, a Camilla Rutherford, Irrfan Kahn y la debutante Amara Karan.
Kahn, en un papel impactante, interpreta a un aldeano indio cuya vida cambia por una repentina tragedia que involucra a los tres hermanos. Kahn ha sido aclamado recientemente por su interpretación del padre de Gogol, Ashoke en la película de Mira Nair EL BUEN NOMBRE, así como por el capitán paquistaní que intenta encontrar a Daniel Pearl en A MIGHTY HEART.
Aunque tal vez los papeles más completos son los de las mujeres que complican el viaje de los hermanos por la India. Huston, como la inesperada (en varios sentidos) madre perdida de los muchachos, la actriz británica Karan, como Rita la seductora azafata del tren, y Rutherford como la esposa embarazada de Peter, Alice.
Huston, que ha interpretado a madres en LOS TENENBAUMS: UNA FAMILIA DE GENIOS y LIFE AQUATIC, de Anderson, oyó hablar por primera vez de VIAJE A DARJEELING a través de cuchicheos. “Había rumores en el plató de LIFE AQUATIC de que Wes iba a rodar una película en la India”, recuerda Anjelica, añadiendo, “y yo estaba muy contenta de que él decidiera incluirme. Wes es un artista único y tiene una vista tan fantástica que siempre estoy contenta de participar y me encanta cuando me lo pide. Inspira a la gente para que se salga de los límites debido a su propia seriedad y a su propio sentido de la urgencia”.
Huston se sentía especialmente intrigada por la razón de que Anderson le diera el papel de una mujer que ha dejado a su familia atrás para convertirse en algo tan radical como una moja. “Me encantan las monjas en las películas”, confiesa Huston. “Siempre he sido una fan de HISTORIA DE UNA MONJA y había una película que hizo mi padre que se llamaba SÓLO DIOS LO SABE con Robert Mitchum y Deborah Kerr, en la que ella hacía de monja, que siempre me pareció genial. Incluso quise ser monja cuando tenía unos seis años, aunque fue algo muy breve. No obstante, creo que son algo así como figuras románticas y maravillosas”.
Patricia Whitman, sin embargo, no es la típica monja enclaustrada. “Ella es algo así como una monja heroína de acción”, dice Huston a modo de descripción. “Es un personaje más bien atípico, alguien que ha abierto un nuevo capítulo de su vida yéndose a vivir al Himalaya con los huérfanos. Interpretarla fue un poco un salto en la fe”.
Y continúa: “Creo que es un papel muy diferente para mí. Me gusta interpretar papeles muy diferentes pero recae en Wes elaborar un papel realmente diferente. He interpretado a madres antes, pero nunca de esta clase. Patricia es alguien muy sentimental, muy volátil y eso supuso un gran desafío”.
Mientras Patricia se integraba en el corazón de un pobre pueblo del Himalaya, Huston, a la que no le gusta viajar en avión, nunca había estado en la India y se quedó atónita por lo que vio. “Ves cosas que no te puedes imaginar”, comenta, “algunas increíblemente maravillosas, otras violentas, salvajes, desconcertantes. Pero los dos aspectos que realmente te llegan son la idea de que puedes estar en un contacto tan íntimo con el entorno y el sentido de perdón que salta en todos lados, a pesar de la pobreza. Espero que la gente que vea la película se enamore de la India. Es un país maravilloso y es una experiencia que te afecta seriamente”.
Para Huston, cada una de las películas que ha hecho con Anderson ha sido una experiencia totalmente única. “El estilo de Wes ha sido diferente en cada película que he realizado con él”, afirma. “Las circunstancias han cambiado de rodar LOS TENENBAUMS: UNA FAMILIA DE GENIOS en Harlem, en invierno a rodar en Rajastán en primavera. En esta película, Wes se movía muy rápido, con una especie de velocidad cómica de Howard Hawk”.
En cuanto a contar con Wilson, Schwartzman y Brody como sus tres hijos, Huston dice “Sí que parecen estar emparentados, de un modo algo raro, fue un gran placer trabajar con todos ellos”.
Relacionada con los hermanos de una manera totalmente diferente se encuentra Rita, la azafata del tren, que termina teniendo un turbulento asunto con Jack. “Rita vive y trabaja en en la Darjeeling Limited”, explica Amara Karan, la hija londinense de padres de Sri Lanka y graduada de Oxford que abandonó su carrera en la banca de inversión para romperse el alma en los escenarios británicos antes de ser elegida para el papel. “Se trata de una chica muy inteligente, autosuficiente, que es un poco demasiado lista para el empleo de servir mesas y realizar los quehaceres cotidianos, y creo que ve a los hermanos como una salida a una posibilidad más apasionante en su vida”.
Karan subraya que mientras los hermanos ven a la India como algo exótico, para ella ellos son los exóticos. “Para ella, los hermanos le resultan realmente intrigantes. Tienes a estos tres chicos americanos, jóvenes, vivaces, que se portan mal, que son vanidosos y extravagantes y que sin embargo están tan llenos de vida, de carisma y de energía que se ella siente atraída”, observa Karan.
Karan, que tampoco había estado antes en la India, estaba intrigada por conocer allí a muchas mujeres como Rita. “Deseaba comprender de dónde era esta chica y quién era. Al principio pensé que era sólo una figura de fantasía, pero al llegar a la India y hablar con mucha gente, y ver la diversidad y la manera en que el país cambia y se desarrolla a una velocidad tan rápida, me encontré con gente como este personaje”, nos cuenta Karan. “Quedé impresionada por la manera en que Wes había hecho de la India una parte tan integral y fundamental del proceso de filmación, trabajando con la auténtica cultura india en lugar de contra ella”.
Mientras tanto, el recorrido de VIAJE A DARJEELING también supuso un nuevo viaje para Karan en su primer papel en el cine. “Fue una gran experiencia de aprendizaje, como te puedes imaginar, trabajar con este equipo de gente tan fantástico en un sitio tan cerrado”, afirma. “Fue algo mágico”.
3. La producción
Antes de visitar la India, Wes Anderson sabía que quería rodar VIAJE A DARJEELING en un auténtico tren en movimiento, una idea que, en un primer momento, sonaba tan chocante, desde el punto de vista logístico, como creativamente inspiradora. “Ya sabes, típicamente cualquiera que haga una película que tiene lugar en un tren la rodaría en un plató, pero estaba muy claro que con VIAJE A DARJEELING, esto no iba a pasar nunca, sin que importara la cantidad de gente que trató de que Wes desistiera de ello”, declara Lydia Dean Pilcher. “Acababa de hacer EL BUEN NOMBRE en la India y habíamos rodado sólo un día en un tren y sabía que no iba a resultar algo sencillo”. No obstante, Anderson estaba decidido. Sigue Pilcher: “Íbamos a ir a una región bajo los auspicios de Northern Railwlays (Ferrocarriles del Norte), y jamás había ido a alguien a verlos y decirles: necesitamos diez vagones y una máquina durante tres meses y vamos a destriparlos, elaborar nuestros propios interiores y además ¡queremos que ruede por una vía viva! No se había oído algo así e implicaba superar montañas y montañas de burocracia. A veces parecía imposible”. A pesar de todo siguieron adelante. Mientras los realizadores se peleaban con la bizantina burocracia india, el diseñador de producción Mark Friedberg, que anteriormente había colaborado con Anderson en el barco de LIFE AQUATIC y cuyo trabajo también se verá este año en la película de Julie Taymor ACROSS THE UNIVERSE, comenzó a crear los diseños de los interiores del tren sobre el papel, apoyándose en trenes indios clásicos y en los grandes viajes por ferrocarril del cine. Friedberg y Anderson comenzaron haciendo un viaje por Rajastán en un tren de turistas típico para tener una vista de primera mano y estudiando la amplia historia de los ferrocarriles de la India. Fue en siglo XIX cuando el viaje en tren transformó por primera vez la India cubriendo el continente con una extensa red de trenes de pasajeros por todo el país. En la actualidad, el sistema ferroviario de la India es con mucho el más ocupado del mundo, con una mareante cifra de 15 millones de pasajeros al día. Los propios trenes varían entre las impecables, modernas cabinas con aire acondicionado y las máquinas de vapor clásicas cinceladas a mano de otra era, con la mayor parte de los trenes situados entre los dos extremos.
Una vez que se había familiarizado íntimamente con los ferrocarriles indios, Friedberg pasó al cine para ver las diversas representaciones de trenes a través de los años. “Al final mezclamos los trenes indios auténticos con trenes de lujo como el Orient Express así como con trenes de tránsito europeos”, explica el diseñador. “También estudiamos mucho el 20th Century Limited”, añade, refiriéndose al tren expreso de pasajeros de Nueva York que llegó a ser conocido por los amantes de los ferrocarriles como el “El mayor tren del mundo”.
El resultado final fue una especie de híbrido del diseño Oriente-Occidente. “Mezclamos los diseños del estilo de Rajastán y el esquema de colores de Ferrocarriles Indios con una especie de estilo Art Deco moderno, todo realizado a mano, en la tradición india”, resume Friedberg.
Para dar al tren una vida vibrante, Friedberg trabajó íntimamente con el director de arte Adam Stockhausen y el artista gráfico Mark Pollard, que ayudó a crear la paleta y la textura del tren, con profusa utilización de telas y estampados tradicionales indios y supervisó a los pintores locales que convirtieron el exterior del tren en un gran tapiz de cientos de elefantes dibujados a mano. Los equipos trabajaron a destajo por turnos, día y noche, para terminar el tren a tiempo.
Para Friedberg, la oportunidad de colaborar con los artesanos locales supuso en sí misma una profunda inspiración. “Trabajar en la India es un viaje en el tiempo. Es un sitio realmente hecho a mano en el que no hay dos cosas iguales y en el que nada encaja de un modo más o menos mecanizado”, nos cuenta él. “Fue una delicia formar parte de la última generación que podrá experimentar este mundo más personal y bello. Si hubiera construido este mismo tren en América, nunca hubiera tenido la misma personalidad e integridad”.
Friedberg también trabajó en íntima colaboración con el cámara Robert Yeoman, que se enfrentó a sus propios desafíos en el tren. “Rodar en un tren siempre resulta extremadamente difícil”, confiesa Yeoman. ¿Dónde colocas las luces? No podíamos poner nada en el techo del tren y ningún equipo podía estar a más de 1 metro del vagón debido a los postes de teléfono y árboles que ¡prácticamente acariciaban los laterales del tren! Por suerte, Wes y Mark se hicieron cargo de mis apuros e hicieron todo lo posible para ayudarme. El tren fue reconstruido para que resultara los más cómodo posible para la película”.
Yeoman sigue: “También construimos gran parte de la iluminación directamente en el tren para que Wes se pudiera mover más rápido. Alineamos los techos con quinos y pilares de manera que pudiéramos subir el fotómetro y teníamos geles precortados que podían colocarse fácilmente en los marcos de las ventanas para que pudiéramos ver con detalle fuera del tren en movimiento. Mark además construyó el compartimiento de cama en el que los hermanos pasan gran parte de su tiempo con paredes deslizantes para que pudiéramos meter la cámara donde fuera necesario. Incluso construimos una vía en el techo del pasillo del tren para poder movernos arriba y abajo por el tren ¡sin plataforma de travelin!
Yeoman destaca que aunque tuvieron la tentación de utilizar el “proceso del hombre pobre”, en el que se utilizan trucos de iluminación para simular un vehículo en movimiento, para rodar las escenas nocturnas del tren, Wes Anderson desechó la idea. “Wes pensaba que un tren en movimiento aporta al rodaje una energía que no se puede simular”, explica Yeoman. “Sólo en raras ocasiones transgredimos esta norma”.
Una vez que dio comienzo el rodaje, las complicaciones de trabajar en un tren en movimiento no hicieron más que aumentar. Anderson tuvo que literalmente trabajar dependiendo de los horarios de trenes, teniendo que enfrentarse a trenes retrasados y demoras al vuelo sobre la marcha. Pilcher lo resume: “Wes siempre tenía un plan, siempre tenía una idea alternativa, algo como “si sucede esto haremos esto otro, por lo que siempre mantuvo la energía muy alta. Quería moverse rápido e incluso si nos quedábamos atascados esperando a que pasara un tren sacábamos un tronco largo de madera y empezábamos a mecer el tren para seguir trabajando. En otras ocasiones, si teníamos que perder nuestro tren para que pasara otro tren, poníamos otro vagón de tren con nuestro diseño de interior de cabina en un camión y salíamos al desierto con eso. La idea era que, independientemente de la logística, no tuviéramos que dejar de rodar nunca”.
Conocido por su inclinación por diseñar platós imaginativos, Wes Anderson toma una orientación visual diferente con VIAJE A DARJEELING, sin por ello perder el sentido intrínsico de coreografía peregrina del viaje de los hermanos Whitman por la India. La idea era tomar la India tal como es y fundir eso, trozo a trozo y momento a momento, en el mundo privado, casi claustrofóbico de los tres hermanos, dejando que los dos aspectos colisionen en una especie de caos controlado.
“Estoy acostumbrado a que el diseño de platós en mis películas provengan de mi imaginación o de distintas influencias combinadas con mi imaginación”, explica el director, “pero en la India, el caso fue diferente. Hay tantas cosas que te sorprenden, en cualquier dirección que mires. Siempre había algo divertido o algo extraño y queríamos capturarlo todo; y el desafío era introducir tanto como fuera posible en la película que habíamos escrito”.
La tarea comenzó con Anderson estableciendo el modus operandi de “rodar lo más orgánicamente posible”, explica el cámara Robert Yeoman, que ha trabajado con Anderson en todas sus películas y también rodó recientemente UNA HISTORIA DE BROOKLYN de Noah Baumbach. Para Yeoman, la India suponía tanto un lugar emocionante como estimulante para seguir tal orden. “India es un país de grandes contrastes, pobreza extrema y gran riqueza, calles sórdidas y templos lujosos. Sobre todo existe una energía que lo impregna todo y de la que no se puede escapar”, afirma Robert.
Luego está lo de las multitudes. “Rodar en las calles de la India es algo incontrolable y la vista de una cámara siempre atraerá a la gente”, subraya Yeoman. “A Wes le gusta colocar cuidadosamente a cada uno de los actores en el encuadre pero a menudo teníamos que ocuparnos de los espectadores del fondo. Trabajando rápido, a menudo sin ninguna luz en las escenas de día, intentamos aprovecharnos de todo este azar y esperamos que haya una energía particular en nuestras escenas por mor de todos los aspectos imprevisibles”.
Este enfoque también se extendió al diseño de producción. Dice Mark Friedberg. “La idea siempre era dejar que la India fuera la India y aceptar las circunstancias raras o los “errores” tal como se producían. Aparte del tren, queríamos que la película se sintiera orgánica, aunque la mayor parte de los platós se diseñaron con gran cuidado. Y debido a que Wes es una persona tan analógica que nunca utilizaría imágenes generadas por ordenador o cosas así, al que le gustan los estilos “hecho a mano” y las tecnologías tradicionales, la India era el lugar perfecto para realizar su trabajo”.
El artista gráfico de la película Mark Pollard añade: “La India le quita a todo le mundo sus preconceptos, y te presenta al caos, la anarquía, la espiritualidad, la oración y la belleza. Igual que es un gran lugar para que los personajes de la película experimenten la vida, lo mismo era para todos los que estábamos allí”.
Friedberg, que anteriormente trabajó con Mira Nair en la India en la lujosa KAMASUTRA, destaca que el punto de vista de Anderson de la India es original en el cine, el de un extraño entusiasta. Anderson se asoma con toda la alegría y asombro de alguien que entra por primera vez en esta notable cultura, y sin embargo con una mirada penetrante para ese arrebato de encogimiento del corazón y de comedia oculta en cada rincón. “Wes estaba realmente trasladando sus experiencias cotidianas en el país al guión, incluso mientras se producían”, declara Friedberg.
La película se rodó principalmente en la región desierta, surcada de palacios, de Rajastán en la esquina noroeste del subcontinente, con el propio Darjeeling Limited recorriendo las vías que van desde la vívida Jodhpur hasta Jaisalmer, en el Desierto de Thar, cerca de la frontera paquistaní. Mientras tanto, el convento y el orfanato de Patricia se creó en la más lujosa, más verde Udaipur, en un ex coto real de caza que una vez perteneció al Maharana de Mewar, uno de los gobernantes de la era Rajput.
Para el convento, Friedberg vio la película de Michael Powell, de 1947, LA COCTELERA, que también transcurre en un convento del Himalaya. “El lugar debía ser tan remoto como dramático, y lo fue”, dice el diseñador. “En términos de detalles, estábamos interesados en la fusión cultural. Dejamos que los palacios rediseñados definan la idea, pero como el Imperio Británico llevó el cristianismo a la India, utilizamos muchas de esas reliquias como elementos del plató”.
Una de las secuencias más conmovedoras de la película transcurre en un pueblo rural del desierto de Rajastán, después de que los hermanos Whitman se metan en problemas en los rápidos de un río. Aquí también Anderson mezcló lo auténticamente verdadero con lo atentamente cinematográfico. La secuencia se rodó mayormente con la gente del pueblo vestida con sus propias ropas y en sus propias casas sin cambios. No obstante, el enfoque dista mucho del de un documental como explica Anderson: “Rodamos a la gente tal como eran, pero además la rodamos como yo rodaría cualquier cosa: con montones de complejos escenarios y travelins y gente a la que se da la entrada. Así que fue como invitar a la gente de verdad de este pueblo a meterse en la trama en curso”.
Este estilo de mezclar imágenes “encontradas” con la coreografía visual más compleja de Anderson, continuó durante toda la película. “Enfocamos la mayor parte del diseño de la película, fuera del tren y del convento, como un colegio”, comenta Friedberg. “Por ejemplo, para nuestras escenas en el mercado, reuní a un grupo de vendedores de partes dispares del mercado y los junté para realizar una especie de escena de grandes éxitos del mercado”.
La productora Lydia Dean Pilcher ya ha trabajado en la India, pero señala que Wes Anderson le ha dado una perspectiva que ella no había percibido antes. “Tiene esta manera de penetrar en lo misterioso de una manera muy sutil”, observa ella. “Así que en vez de esta visión cacofónica, populosa y densa que a menudo se asocia con los ambientes urbanos de la India, él se centra más en la serenidad y en la espiritualidad de la cultura y la magnitud del paisaje. Hacer este viaje para el rodaje de la película constituyó un viaje único por la India, y una oportunidad de vivir en el peculiar ritmo del mundo de Wes”.
Además, colaborando por segunda vez con Wes Anderson tenemos a la diseñadora de vestuario y ganadora de tres Oscar Milnea Canonero. Después de ganar un Oscar por sus lujosos diseños de colores pastel en MARIA ANTONIETA de Sofia Coppola, Canonero se enfrentó a la tarea más sencilla pero exigente de determinar el aspecto único pero parecido de cada uno de los hermanos Whitman.
Aparte del vestuario está el asunto de las maletas de los hermanos, el equipaje que literalmente han heredado de su padre, que aparecen de manera prominente en el argumento. Para crear algo que sería emblemático en la familia Whitman, Wes Anderson reclutó al diseñador Marc Jacobs de la casa Louis Vuiton para producir un equipaje especial, de una única edición, sólo para esta ocasión. “Hacen las mejores maletas y lo digo porque he visto cómo lo hacen, poniendo cientos de pequeños clavos con una elaboración muy cuidadosa e intrincada”, dice Anderson. “Las hicieron tan bien que pudimos arrastrarlas por el desierto y dejarlas caer al río y arrojarlas en los trenes y que recibieran golpes y sin embargo aguantaron. Sólo teníamos un set de maletas, por lo que el problema hubiera sido mayúsculo si hubieran resultado destruidas”.
Aun contando con todos los artistas maestros y artesanos que trabajaron en la película, Anderson señala que la verdadera clave fue el espíritu minimalista que hay detrás de la película. “Teníamos maravillosos diseños y diseñadores detrás, pero en el plató, no disponíamos de trailers, no teníamos gente de maquillaje (aunque nuestra maquilladora habitual Frances Hannon sí hizo algo especial con el aspecto de Owen) ni gente de vestuario ni nada de eso. Estábamos en la India viviendo en una casa juntos y absolutamente todos se metieron en la experiencia. Y lo mejor que podría haber ocurrido en esta película ocurrió (todos los actores se hicieron muy amigos y fue como si realmente estuvieran en la historia, lo que fue la inspiración para todos nosotros”.
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